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SANT JOAN

Continguts del llibre "ARRES un manantial de agua y una fuente de vida" de Santiago Temprado

La iglesia de San Juan, tiene dos etapas y dos construcciones. Según fotografías del Centro Excursionista de Catalunya, aparece una vista en primer plano tomada desde la Plaza Mayor de Arres, donde se contempla a izquierda la casa Barés y a dere­cha la Borda de la Señora Vicenta y en el centro como taponando la calle de San Fabián por el sur, la fachada de la primitiva iglesia de San Juan, con una espadaña en la fachada, de frente con dos ojos románicos simétricos, sosteniendo sendas campanas. La espadaña, en perfecta forma y esbeltez, sobresale totalmente sobre el remate del tejado que termina en triángulo, cortado por la elevación de la espadaña. Sobre el fondo se ven la borda de Sajust, actual casa Torra y una casa y la cuadra propiedad de casa Magdalena, actualmente totalmente derruidas y como fondo de todo eso eth Pujó d'Arres de Jos. Es una bella construcción entera y bien conservada cuya foto está toma­da en julio de 1974

Una foto similar aparece en el libro Inventan i d'Esglésies de la Vall d'Arán, de Josep M. Gavín, página 199, aunque la toma difiere un poco, porque aparece toda la fachada de casa Barés de perfil y al fondo se distingue muy confusamente la fachada de la Iglesia de San Fabián y San Sebastián. Sin embargo con esta foto, Gavín nos ofrece una foto inédita y nueva, y la vista desde el camino de Vilamós, por la fachada sur de la Iglesia de San Juan, de construcción románica, con tres muros de la torre, con seis cuerpos, rematada con un ventanal grande en su último tramo, que sostiene parte del tejado de la cúpula, mientras en los tres anteriores tiene una abertura pequeña y en el de la base, totalmente cerrada. Y detrás de la torre, aparece la fachada S. de la iglesia con el tejado terminado en punta a dos vertientes. Al fondo se ve la montaña de Camporic con un tozo de casa de Arres de Sos.Esta iglesia de San Juan de Arres, era hermana de la iglesia de románica San Juan de Arrós, de la iglesia románica de San Juan de Artíes, aunque más tardía y con elementos góticos en las naves laterales, y con las que más parecido tiene es con la iglesia de San Esteve de Montcorbau, con la iglesia de Santa Creu de Begós, o la de San Martí de Benós, todas ellas seguramente del mismo tiempo.

 

La dedicación de las iglesias a San Juan en el Valle de Arán, denotan la presencia de los templarios, que eran muy devotos de San Juan el Precursor y levantaron iglesias y en recuerdo y semejanza de la Iglesia de San Juan de Jerusalén y san Juan de Arce, fundamentalmente templarias.

La iglesia actual de San Juan situada entre los dos Arres, un poco por encima dera Crasta, junto al depósito del agua y con el cementerio común de Arres, está bastan­te bien conservada, gracias a las dos reparaciones que últimamente han tenido lugar, una en el tejado y el campanario y otra en el interior, el altar y el suelo. La fachada tiene una puerta con un marco de piedra bien tallada en cuya parte superior está la hornaci­na románica para colocar a San Juan que desapareció durante la guerra. Está muy bien orientada al S. y a la derecha tiene el porche de entrada al cementerio. Está dedicada a la Degollación de San Juan Bautista, cuya fiesta se celebra el 29 de agosto por haber sido hallada por segunda vez la cabeza del Precursor en semejante día. San Juan Bautista es llamado así porque bautizó a Cristo en el rio Jordán, y también se llama el Precursor, por haber preparado la venida y la predicación del Salvador, según afirma Tertuliano.

La Iglesia celebra su natividad el 24 de junio, que coinciden con las fiestas del sol y del verano. En la aldea de Ain Karim, nace el Percusor del Mesías. Es hijo de Zacarías e Isabel, y recibe los primeros cuidados de la Virgen María, que ha acudido a ayudar a su prima. Ya nos lo anunció San Lucas, I, 14: In nativitate eius multi gaude­bunt, muchos se alegrarán en su nacimiento, pues los cohetes y petardos de toda la tarde y noche pregonan la verbena de San Juan, y que el verano ha llegado, para todos. Para señalar la importancia de este personaje, la iglesia celebra además del día de su muerte o degollación, el 29 de agosto, celebra también su nacimiento. Sólo se celebra el nacimiento de Jesús, el nacimiento de María y el nacimiento de Juan. En el romance morisco Gazul, se llama la fiesta entre moros santa, que celebran los seguidores de Mahoma.

El Evangelio nos proporciona los datos que tenemos de su vida: San Mateo, San Marcos y San Lucas nos dan versiones complementarias. Sus padres Zacarías e Isabel que es visitada por la Madre de Jesús, después de la Anunciación, en la ciudad de Ain Karim, a 6 Km. de Jerusalén, y fue celebrado el encuentro con el canto del Magnificat anima mea Dominum. Luego aparece en el desierto predicando la venida de Cristo y bautizando en el Jordán, a donde acudió Jesús para ser bautizado por Juan.

El historiador Josefo, en sus Antiquitates judicae, da también algunos datos del personaje, así como en los Hechos de los Apóstoles.

Hay que considerar especialmente en San Juan: su infancia; su ministerio y su muerte. En cuanto a lo primero, la incredulidad y la consiguiente mudez de su padre Zacarías que recobra el habla al prorrumpir en el Benedictus al nacimiento del niño; acerca del retiro de su madre santa Isabel antes del nacimiento y la designación del nombre por ésta, y la confirmación por escrito de su padre, pues no podía hablar. Su nacimiento había sido anunciado por Malaquías, III, 1. San Lucas en todo su capítulo I describe la realización y hacia el fin narra la sorpresa que en la montaña de Judea pro­dujo el concurso de tantas maravillas reunidas en el nacimiento de Juan.

San Ambrosio y Orígenes afirman haber sido santificado ya en el seno de su madre, lo cual concuerda con el anuncio del ángel: Spiritu Sancto replebitur adhuc ex utero matris suae. Su misión fue profetizada por Isaías, CL, 3, y a ella se refiere San Mateo, III, 4, y San Juan, I, 23, lo cual es confirmado además por Josefo.

El mismo Jesucristo le tributa aquella gran alabanza, Mateo, XI, 9, sobreponién­dole a todos los demás profetas: inter natos mulierum non surrexit maior Joanne Baptista. Mateo, Marcos y Lucas describen su vida dura y mortificada en el desierto de Judea vestido de piel de camello y una correa de piel en su cintura, alimentándose de langostas y miel silvestre.

Empezó su predicación el 150 ario de Tiberio, en la región desierta al O. del Mar Muerto, que comprendía los desiertos de Thecué, Engaddi, Ziph y Maon. El objeto de la predicación era la obligación de hacer penitencia porque el Reino de Dios se acerca, la segur está al pie del árbol y todo ramo seco será echado al fuego, no basta ser hijos de Abraham, pero la penitencia es lo más eficaz, y hay que recurrir a la ora­ción y al ayuno,.

Al pueblo recomendaba compartir el alimento y el vestido con el menesteroso; a los publicanos que no exigiesen más de la tasa justa y a los soldados que no usasen de la violencia, evitasen la calumnia y se contentasen con su paga. Cumplió su misión principalmente al dar el solemne testimonio: Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit peccata mundi.

Cornelio a Lapide afirma que a pesar de su parentesco con Jesús, no le había visto nunca, o no le había reconocido hasta que vio sus milagros. Su profunda humil­dad se mostró al preguntarle los emisarios de los sacerdotes y levitas de Jerusalén si era él el Cristo a lo que respondió que no; y si era Elías o algún profeta y respondió que no.

En cuanto al bautismo de Juan, que administraba en el ensanchamiento del Jordán, en el desierto de Jericó, entre Gálgala y Betania, era un símbolo de penitencia; él mismo lo dijo: baptizo vos in agua in poenitentiam, y refiriéndose a Cristo: ipse vos baptizabit in spiritu Sancto, et igni.

Por fin su muerte, viene descrita por Mateo, IV, 12, Marcos, I, 14, Lucas, III, 20 y Josefo que nos dice que fue encerrado en la prisión de Maqueronte, pequeño lugar al O. del mar Muerto. Desde la cárcel, envía a sus discípulos a Jesús: porque ha llegado el reino de Dios y Él debe crecer y yo disminuir.

Fue decapitado por temer Herodes Antipas, hijo de Herodes, el Grande, el de los Inocentes, una revuelta del pueblo. En realidad porque Juan declaraba al rey el non tibi licet, eso no es lícito, pues vivía amancebado con Herodíades, mujer de su herma­no Herodes Filipo, y con ocasión de un banquete el día de cumpleaños de Herodes, entrando en la sala para danzar en su presencia la hija de Herodías, juró le el rey darle lo que le pidiera, aunque fuera la mitad de su reino, más a instigación de su madre, pidió la cabeza de san Juan Bautista en una bandeja de plata, y el verdugo no tarda en presentar el trofeo, aún sangrante. Una antigua tradición hace que Herodías atraviese la lengua del profeta muerto con un alfiler de oro que adorna su vestido.

El cuerpo del Bautista es arrojado a un barranco de donde le recogen sus discí­pulos para darle sepultura. Y la fiesta sigue. Herodes, Herodías y la joven Salomé siguen sus vidas; Juan, una vez cumplida su misión de anunciar a Cristo, desaparece en este episodio lleno de horrible vistosidad en el que el poder y el placer se quitan súbita­mente la máscara, consiguiendo un simulacro de triunfo que también utiliza a su modo la Providencia.

En cuanto a sus reliquias, circulan varias tradiciones, en diversas iglesias, algunas ciertamente venerables según Tillemont.

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